Punto de partida

 Decidí escribir este libro para reconocer y validar las experiencias y aprendizajes de mi pasado, reflexionar sobre mis avances en el presente, y comenzar a propiciar el cumplimiento de mis sueños a futuro, pensando en aprovechar al máximo mi potencial en forma consciente y buscando enfilarme hacia un nivel de satisfacción más alto. Yo sé que yo soy capaz de lograr una mejor vida y que mi mente y mi yo superior están dispuestos a brindármela porque eso es lo que quiero y merezco. Aquí y ahora, en el sentido más armónico y espiritual, estoy dispuesto a lograr todo aquello que quiero y estoy seguro de que voy a obtenerlo. Estoy listo para dar todo, mental, física, emocional y espiritualmente, superando cualquier oposición, inseguridad o miedo, para honrar mis ancestros, cumplir con mi misión, sentirme un ser completo y contribuir en buena forma con la humanidad. Amén.

Puros “para”, pero, ¿por qué?

Porque soy consciente de que me mintieron acerca de la vida, tal como le mintieron también a quienes les aseguraron y creyeron que tenían que estudiar, hacer fortuna, casarse, tener hijos y obedecer ciegamente los dogmas de una religión, y los adormecieron con reinados de belleza, novelas y futbol, al más puro estilo del “circo romano”. Yo en comienzo obedecí hasta la opción de estudiar (solo recién estoy tomando consciencia de la bondad de alinearme correctamente con el concepto de abundancia) y reconozco que logré objetivos académicos solamente como un mecanismo de defensa y no como una genuina aspiración mía, declinando incluso ante la posibilidad de continuar estudiando, al punto de renunciar a consciencia a especializaciones y a doctorados a los que cómicamente califico de “tontorados” porque solamente me empujaban aún más a la carrera de ratas, al falso éxito de los títulos académicos y de los logros materiales, y a alimentar el ego, más que a alimentar el alma. Yo todavía tengo fe en la humanidad, aspiro a algo mejor que lo que se aprecia en este mundo, creo que es posible y sé que puedo ayudar.

Será que... ¿es en serio?

Lo cierto es que la mayoría de las personas, sin importar la edad, están atrapadas en un trabajo que odian o con una pareja de la que ya no están enamoradas, están aburridas con sus estilos de vida, frustradas e insatisfechas, y son en gran medida infelices. Yo no clasifico dentro de esa mayoría y siempre he vivido mi vida en mis propios términos, al margen las condiciones o imposiciones de terceros. Tengo una madre que no ha interferido en mi vida en lo absoluto, a pesar de que pocas decisiones mías le complacen, y desde niño me dejó ser yo, sin obligarme a ser de un modo específico. Si he tenido esa libertad desde siempre y en vez de interferencia tengo apoyo y el camino libre, ¿por qué razón desaprovechar la posibilidad de ser verdaderamente yo? La idea es vivir una vida tan extraordinaria, que pudiera incluso desear repetirla y lo cierto es que no hay nada de malo en aspirar a eso. Se trata de ser mejor cada día, sin prisa y sin pausa y sin competir con alguien más.